Somos un accesorio

Cada uno de nosotros somos personas de valor y de alto valor, pero lamentablemente a veces somos puestos a la venta y exhibidos buscando satisfacer las necesidades y pretensiones de otros, somos artículos que como en la vida misma parecemos marcas que muchas veces lamentablemente nos comparan e incluso nos desechan por no ser de “marca”.

Supongamos que somos un par de zapatillas y tenemos un diseño que si bien no es sorprendente no está del todo mal, pero eso sí, somos súper cómodos y se siente bien ponérselos…

Pero no somos unas zapatillas Nike, Puma, Adidas o una marca top, simplemente somos una marca de alguna empresa local y entonces nos desprecian porque a pesar de tener un diseño agradable y ser súper cómodas (incluso probablemente mejor que las de una marca súper conocida) no cumplimos el status que el usuario quiere para mostrar y creerse y por qué no, sentirse superior.

A veces somos esa zapatilla que no está mal, que te hace sentir bien porque son súper cómodas, pero no eres la zapatilla para mostrar y lucir, la que da status y a la que se le perdona que no sea igual de cómodas, solo por una marca.

Muchas personas persiguen vanidad o lujos y dejan de lado los sentimientos, pero no por ser de “marca”, no nos podemos sentir inferiores, porque no es lo exterior muchas veces lo que vale, sino el interior, el hacer sentir bien y dar calidad y experiencia.

Tal vez seguimos en el mostrador esperando a la persona indicada que nos dé el valor y nos prefiera por lo que brindamos, más no por lo que aparentamos y estaremos siempre dispuestos a dar la mejor comodidad a la persona que nos elija y prefiera siempre.


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